lunes, 17 de octubre de 2016

Azafrán

Este fin de semana, en mi lugar favorito del mundo, he estado recogiendo azafrán. No a gran escala ni muchísimo menos, un rectángulo de tierra que pone mi abuelo en su huerta y un trocito de la piscina que usa mi padre para sembrar. No estoy loca, no siembra en la piscina, sino en el lugar donde algún día irá la piscina. Para nosotros es realmente divertido “nadar” en pleno mes de agosto entre hierbas, porque la piscina está ahí en nuestras cabezas. ¡Lo que hacemos para pasar el rato en el pueblo! 
A lo que iba… Que recogí azafrán. Es la primera vez que les ayudo a recogerlo y me lo he pasado pipa! La novedad supongo… seguro que si tuviera que hacerlo por obligación lo odiaría, pero como ha sido idea mía me ha encantado.
El nombre es Crocus sativus y no le hace justicia a una flor que es absolutamente espectacular. Tiene un color morado precioso y es muy bonito ver el trozo sembrado con las flores abiertas. Os pongo unas fotos que he encontrado en internet para que veáis cómo queda:


Recogí todas las flores que había, que no eran muchas la verdad y después las fui abriendo para sacar los tres estigmas que tiene cada una de ellas. Con ellos fuera, el siguiente paso es secarlos. Nosotros lo que hacemos es ponerlos en papel de horno sobre un radiador, con el calorcito de la calefacción de casa se seca sin quemarse y queda perfecto para consumirlo.


Esta especia, a la que se denomina oro rojo por su alto valor, se utiliza como condimento para dar aroma y color en platos de arroz, pasta, cremas, guisos y también en postres. 
Además, se le atribuyen beneficios medicinales como por ejemplo:
Favorece la digestión
Protege el hígado
Es un potente antioxidante natural
Actúa como preventivo de enfermedades cardiovasculares.

Así que los que podáis aprovechad nuestro “oro rojo” y si tenéis ocasión disfrutad de su recogida, resulta muy gratificante cocinar con algo que has recogido tú mismo.

¡Hasta la próxima!

martes, 4 de octubre de 2016

Queremos que vuelvas


La semana pasada preparé un post sobre agendas. Me encantan los artículos de papelería y me pareció buena idea comentar cuales son mis favoritas,   que elementos considero imprescindibles para una buena organización y esas cosas. Investigué un poco, seleccioné unas imágenes chulas y después nada.

Malas noticias. Las peores. Y ya no quiero escribir sobre agendas. Ya no quiero escribir. Sólo quiero hacer que vuelva.
Pero no puedo. Nadie puede. El vacío que ha dejado es enorme. Para todos los que la queremos. Sí, en presente. Porque, aunque ya no estés, te queremos. Como lo hemos hecho siempre, como lo haremos cada día.

Recuerdo perfectamente tu voz y eso me consuela. Cuando murió el abuelo no conseguía escucharle en mi cabeza y eso me desesperaba. Esta vez ha sido distinto. Te oigo y te veo sonriendo, siempre amable,  siempre alegre. Me quedo con eso. No puedo hacerte volver.  Me he despertado ya un montón de veces y sigues sin estar. Me parece que me toca asumir que es real, que la vida a veces es injusta y se lleva a las personas antes de tiempo. Mucho antes. Demasiado pronto.

Me quedo con lo bueno. Con esa sonrisa y esas pestañas perfectamente maquilladas, ni te imaginas la de veces que he intentado hacerlo así. Imposible. 

Te quiero, te queremos y cuidaremos de todos por ti.